El cobre es uno de los elementos necesarios para los cultivos, sin embargo para que cumpla su función se lo requiere en cantidades muy pequeñas.
El cobre es un activador enzimático de varios procesos, entre ellos la síntesis de lignina. Además, es vital para el proceso de la fotosíntesis así como para el metabolismo y síntesis de carbohidratos y proteínas. Además, en dosis adecuadas ayuda a mejorar las características organolépticas de los frutos.
Como el cobre no tiene movilidad dentro de la planta, los síntomas de su deficiencia se visualizan en las hojas y brotes nuevos presentando enrollamiento, clorosis, falta de brillo en frutos y flores y finalmente, necrosis y muerte de los tejidos. Además, las plantas presentan entrenudos más cortos en la parte más joven de los tallos. Es importante saber que, el tener un pH alto en el suelo también ocasiona una deficiencia de cobre o su disponibilidad de absorción por parte de la planta.
El cobre, a más de cumplir un rol fundamental para el buen desarrollo de las plantas porque es un nutriente, también las protege del ataque de hongos y bacterias porque posee un efecto fungicida y bactericida. Este efecto se da porque los iones Cu2+ se acumulan en el interior de las células del hongo o bacterias, lo cual causa el mal funcionamiento de múltiples enzimas impidiendo así su crecimiento y propagación.
Sólo una muy pequeña proporción del cobre aplicado puede ingresar al interior de la planta a través de la superficie foliar para luego ser absorbido por los hongos y las bacterias. Es por esto que, el tamaño de la molécula de cobre es importante para asegurar su movilidad hacia el interior de la célula, así como su complejamiento con otros productos para conseguir mayor eficacia. Mientras más pequeña sea la molécula, mayores son sus probabilidades de ingresar a la planta.
Existen varios tipos de productos que se usan para añadir a las fórmulas simples de cobre con el objetivo de lograr movilización una vez que éste se encuentre al interior de la planta. A estos productos se los llama complejantes, cuya función es la de unirse al cobre para formar un compuesto que permitirá su movilización por la planta, para finalmente separarse dejando así que el cobre actúe frente al ataque de los hongos o bacterias.
Uno de los complejantes más conocidos y eficientes son los aminoácidos. Los aminoácidos tienen dentro de su composición un grupo amino (con nitrógeno) y un grupo carboxílico, que es la parte complejante de la molécula.
THALYS, producto a base de Cubiet (Cupri-bisetoxi-dihidroxi-dimetil-amino sulfato) usa esta tecnología en una molécula orgánica- cúprica más pequeña que los tradicionales sulfatos de cobre pentahidratados, permitiéndole movilizarse a través de la superficie de la hoja hacia la zona subcuticular para impedir la germinación y desarrollo del hongo o bacteria. La alta efectividad de THALYS para proteger a la planta se da porque: